mércores, 18 de decembro de 2013

Relato (en progreso) escrito de forma colectiva en clase de castellano


Todo empezó un día muy bonito. Era Navidad, nevaba, los techos de las casas estaban blancos, los niños jugaban con la nieve y toda la gente estaba muy contenta.

Lucía, una niña de 10 años, estaba alegre porque sabía que encontraría un regalo debajo del árbol de Navidad. Ella le había escrito una carta a Papá Noel en la que decía que quería un hermanito. Pero eso no era todo, lo que más le gustaba era que se reuniera toda la familia.

Su madre la llamó para irse a la casa de sus abuelos a comer la cena de Navidad.

- Lucía, ven aquí -dice su madre-.
- Voy mamá.
- Vale, pero vente rápido, que tengo una sorpresa -dijo sacando algo de un cajón-.
- ¿Qué es eso? -pregunta Lucía con cara extrañada-.
- Ya lo verás -dijo su madre riéndose, mientras escondía el paquete-.
- Jo, mamá...

La madre de Lucía no es muy lista, ya que escondió el regalo de la niña debajo del asiento del coche. A Lucía se le cayó un juguete debajo del asiento, se agachó para cogerlo y vio el regalo, se puso a reír y lo intentó abrir, pero no lo consiguió ya que estaba debajo del asiento. Su madre miró a ver qué estaba haciendo; ella disimuló para que no la viera encontrar el juguete. Su madre siguió conduciendo y Lucía intentando cogerlo.

Cuando llegaron a casa de sus abuelos, salió del coche y fue a abrazar a su abuela. Al entrar en casa de sus abuelos, se quedó sorprendida por los decorados que había en el árbol y en las paredes. Ella se fue a jugar con sus primos; la abuela le dijo que pronto iba a ser la hora de cenar, y ella se fue buscando asiento. Lucía le preguntó a su abuela qué había de cenar, y la abuela le dijo que ya lo vería.

Al llegar la hora de cenar, se sentaron todos a la mesa. Al ver a todos reunidos, Lucía se sintió feliz. La abuela se levantó y fue a por langostinos, y Lucía la acompañó a la cocina. De vuelta al comedor, a Lucía se le cayó el plato de langostinos que traía con su abuela. Lucía le pidió perdón, ya que había sido sin querer. Cuando llegaron al salón, su abuela empezó a repartir langostinos y les dijo que no comieran mucho, porque de segundo plato había pavo asado al horno con una salsa especial y patatas. Al acabar la cena, llamaron a la puerta y era un coro que estaba cantando villancicos por el pueblo. Los dejaron entrar y los invitaron a tomar un chocolate con churros. El padrino de Lucía les pagó para que le cantaran uno de sus villancicos favoritos. Ellos les respondieron que no querían chocolate, que sólo venían a cantar villancicos, y se pusieron a entonar la canción que le habían pedido. Mientras estaban cantando, la familia se puso a bailar en el salón. Uno de los cantantes, de tanto cantar, tenía la boca seca y se fue a beber un vaso de agua a la cocina. De camino, encontró un paquete en el suelo, se lo metió en el bolsillo y al volver para el salón, se marcharon.

Después del turrón y los polvorones, la madre de Lucía fue a por el regalo a la cocina, y vio que no estaba. La madre pensó que fuera su hija quien lo cogiera y le preguntó si ella se lo había llevado. Lucía le respondió que no, y su madre siguió buscando. Al rato, la madre se dio cuenta de que el único que había entrado en la cocina fuera uno de los cantantes del coro, así que lo fue a buscar por la calle. Decidió avisar a sus vecinos para preguntarles si vieran por dónde se fueran los cantantes. Uno de los vecinos le respondió que habían estado en su casa, pero que se habían marchado hace rato, derechos hacia la plaza. Su madre se puso en marcha hacia allí, pero al llegar no vio a nadie, así que dio por perdido el regalo. De vuelta a su casa, vio unas sombras de unas personas que estaban cantando villancicos y decidió seguirlas. Cuando llegó hasta ellos, les dijo:

- ¡Quietos ahí, devolvedme el regalo!
- ¿De qué está hablando, señora? -preguntaron mientras uno se lo pasaba a otro-.
- ¡Oye, que te estoy viendo; devolvédmelo o aviso a la policía! -le dijo mientras sacaba el teléfono del bolso-.
- ¡Te lo daremos si nos pillas! -echando a correr-.

(continuará...)

xoves, 12 de decembro de 2013

conto do Apalpador feito por Yago.R


O Apalpador
O Apalpador estaba tranquilo antes do incendio do Monte do Xurés pero cando vin que estaba todo queimándose quixen axudarlle aos bombeiros e sen que eles me viran collín a mangueira da miña casa e acendina, púxenme a dispararlle auga ao monte.
Despois recollín as castañas dese monte que quedaron sen queimar e recordei o día que as tiña que entregar. Entón, cando rematei volvín e comín unhas cantas castañas que sobraban. Ao día seguinte fixen os regalos e envolvinos con coidado para que cando chegara o día escondelos nas casas e poder acabar o traballo do ano. Cando chegou o día púxenme e toqueilles a barriga a todos os nenos e déixelle os agasallos.

Ola son pablo e ensínovos o meu conto.


                      O Apalpador axuda a uns nenos pobres.
Un día unha familia pobre que vivía moi cerca dun monte estaba collendo leña, mentres un home alto e delgado con cara de rosmón dixolles:
  • Tedes que pagar a casa ou botámosvos.
  • Prometémosvos que vola pagaremos.
  • Pois apurade.
Pola noite do 24 a familia foi a cea de noite boa na casa dos avós e alí mentres os nenos xogaban
virón que os seus pais falaban cos avos de que tiñan moi pouco diñeiro. Eles dixéronlle que non lles podían axudar porque a eles tampouco lles chegaba os cartos para moito. Mentres os oían os nenos pedíronlle ao Apalpador que axudara aos seus pais. Cando marcharon deitáronse e esperaron durmidos. Á mañá seguinte debaixo da árbore encontraron moito diñeiro e agradecéronlle ao Apalpador que lles houbera axudado e dende entón traballaron e foron boa xente coma o Apalpador.




Conto do Apalpador. Feito por Iago Mato


O apalpador axuda a rapaces necesitados
O apalpador vai polas casas apalpando a barriga de cada nen@. Un día foi a unha casa, cando lle apalpou a barriga a unha nena dixo en baixo:
-Esta nena leva dous días sen comer voulle dar tres bolsas de castañas, para que teña para comer tres días, saíu da casa e dixo:
-Desexo non morrer, para así seguir sempre neste oficio. Este é o mellor traballo que se pode ter, e dúrmese moi ben porque sabes que todos te queren.

Conto do APALPADOR

Hola son Daniel Ferro e ensinovos a miña historia do APALPADOR

Conto do Apalpa-Barrigas

Todas as noites de noite boa o APALPADOR deixa nas mesas dos rapaces unha manda de castañas e tamén escóndelles algúns regalos por toda a casa.
Un dia o APALPADOR veu unha catástrofe total nunha casa da Coruña.
Ardera todo e el sentíase mal porque acabaránselle as castañas. Foi rapidamente ao monte e colleu un saco de castañas e esperou que fose noite e deullas.

Conto do Apalpador. Feito por Mikel.


O APALPADOR axuda a Filipinas

O apalpador quérelle pedir a toda a xente que teña un bo corazón que envíe diñeiro a ONG ou que lle envíe diñeiro a cruz roxa ou roupa. Para a xente necesitada o apalpador pídelle por favor a xente que sexa solidaria. Por que seguro que se che pasara a ti habería xente solidaria que che axudara. Así que tes que axudar!!

Conto do apalpador feito por Iván


O apalpador axuda a Filipinas
Despois do tráxico accidente de Filipinas, polas noites mentras durmían os rapaces mais afectados, un ser mitolóxico apalpáballes as barriguiñas e deixaballes castañas quentes. Según algunhas persoas puido ser un milagre pero un neno de dez anos chamado Hadrián intentou averigualo. Esa mesma noite quixo quedar desperto pero unha hora ou dúas despois quedou durmido e non puido descubrir o que pasaba. Ao día seguinte contoulle a todas as persoas que o ser mitolóxico era mentira pero nadie o creu, á noite seguinte descubriuno e o apalpador dixo que serían grandes amigos.